Según el informe de Perspectivas Agrarias de la UE para el período 2019-2030 presentado por la Comisión Europea

 

 Las demandas de la sociedad seguirán siendo determinantes en la evolución de los mercados agrarios en la próxima década, ya que los consumidores europeos son cada vez más exigentes en lo que respecta a los alimentos y sus expectativas al respecto van evolucionando. Van más allá de que los alimentos sean asequibles y abarcan aspectos como la salud, el origen, el medio ambiente, el cambio climático o el bienestar animal.

 

Esta es una de las constataciones recogidas en el informe de Perspectivas agrarias de la UE para el período 2019-2030, que la Comisión Europea presentó recientemente en el marco de la “Outlook Conference” de este año, la primera con Janusz Wojciechowski como comisario de Agricultura.

 

El informe añade que las preocupaciones y compromisos medioambientales y climáticos han llevado a los dirigentes políticos a establecer regulaciones comunitarias y nacionales (como las relativas a los nitratos o los pesticidas) para que los sistemas productivos se adapten a esas expectativas y a esos retos. La Comisión reconoce que esa adaptación conlleva con frecuencia mayores costes de producción, pero subraya que también es una oportunidad para añadir valor a la misma a través de una mayor diferenciación de las producciones en los mercados. Bruselas estima que los sistemas alternativos de producción y comercialización –como los productos locales, los ecológicos, los libres de transgénicos u otros tipos de producción certificada- crecerán en los próximos años.

 

A nivel mundial el informe apunta a un aumento de la oferta de productos agrarios, principalmente en los países en desarrollo, aunque no a un ritmo tan rápido como crecerá la demanda en esos mercados, lo que creará oportunidades para las exportaciones europeas.

 

Menos tierras pero mejores rendimientos

 

El informe apunta asimismo que, aunque el volumen de mano de obra en el campo disminuirá (habrá más agricultores que dejan la actividad que los que se incorporan a ella), la agricultura seguirá siendo clave en el tejido del medio rural comunitario y el principal uso de la tierra. La competencia con otros usos hará que la superficie agraria siga disminuyendo, aunque a un ritmo menor que en el pasado y se estima que se situará en 178 millones de hectáreas en la UE en 2030.

 

Los rendimientos, que ya registran una media elevada, seguirán creciendo pero también a menor ritmo. Los avances en selección de semillas, gestión y tecnología mejorarán la capacidad de los agricultores para adaptar las exigencias de la política medioambiental a los sistemas productivos.

 

En lo que respecta al consumo, el informe de la Comisión señala que la mayor parte de lo producido en la UE se seguirá consumiendo en el mercado comunitario. Sin embargo, el incremento de la demanda mundial y de los intercambios proporcionarán a la UE oportunidades para ganar cuota en algunos mercados de exportación (como el de productos lácteos) mientras que en otros tendrá que afrontar una competencia creciente (como en el de cereales).

Fuente: Agropopular